Según FEDEPAPA, en el país existen más de 30 variedades de
papa cultivadas pero tan sólo 10 de
ellas cuentan con importancia comercial. La variedad denominada Par- da Pastusa
es la más cultivada y la que en mayor cantidad se consume en estado fresco;
datos recientes indican que en Cundinamarca el 74% de la papa cultivada
es de esta variedad y en el
departamento de Boyacá representa el 50% del cultivo. Le siguen en importancia, la Diacol Capiro (también
conocida como R12 negra), utilizada como materia prima por la industria, para la
exportación y para el consumo en fresco, el 18% del área cultivada en Cundinamarca y el 21% en Boyacá
es de esta variedad; la ICA-Puracé, utilizada preferentemente en algunas regiones
del país (climas
templado y cálido)
para consumo en fresco; la Tuquerreña o Sabanera, consumida
principalmente en Bogotá; y la Criolla (Solanum phureja) o también
denominada yema de huevo, que ocupa en la actualidad alrededor de 12.000 Ha., ubicadas principalmente en los departamentos de Cundinamarca, Boyacá
y Nariño.
En los últimos años han entrado al mercado
nuevas variedades desarrolladas en el marco
de convenios entre entidades del sector público (ICA, Universidad Nacional) y el sector privado (FEDEPAPA). Las
variedades ICA Única e ICA Morita son ejemplos
de los nuevos desarrollos que tienen grandes posibilidades comerciales.
En Colombia la producción de papa se adelanta casi en su totalidad utilizando semilla informal
obtenida por los agricultores en su propia finca (de cosechas anteriores), de fincas de la misma región o adquiridas en
los centros de mercadeo del producto (cen- trales
de abasto, centros mayoristas de origen, etc.), estimándose de esta forma que tan sólo el 1% del total de la producción
utiliza semilla certificada. En el 2003 sólo un 0.8% del total
de área cultivada se sembró
con semilla certificada vendida. La principal razón por la cual no se utiliza la semilla certificada, es la
percepción generalizada del alto
costo de la misma; a esto se le une la relativa facilidad con la cual los
agricultores pueden producir su
propia semilla de aceptable calidad sanitaria. No obstante, algu- nas entidad públicas y privadas (como la Universidad Nacional de Colombia, Corpoica
y las Secretarías de Agricultura) disponen de una capacidad potencial
para comenzar un proceso de
producción y multiplicación de semilla certificada, con la cual se po- drían duplicar los rendimientos actuales,
pasando de 16-20 Tm. por hectárea a 35 y 40
Tm., siempre y cuando se empleen a la par de nuevos métodos de siembra y recolección.
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